Entre lamentos, alegrías y suspiros, al medio día los vivos dan la bienvenida a las almas de sus seres queridos, que como cada año, llegan el 1 de noviembre.
Todos Santos es una festividad espiritual de carácter místico, tradicional, religioso y social en la que se recuerda a todos los difuntos sin excepción.
La celebración reafirma el origen milenario de la cultura andina y sus tradiciones y valores espirituales, por que se tienen indicios de que las primeras organizaciones sociales que habitaron la región ya practicaban esta tradición.
Las tradiciones de Bolivia que permiten reunir a la familia doliente, pero a la vez dinamiza la economía local y nacional.
Las almas, en la visión aymara, quechua, viajan hacia el oeste y vuelven cada año a su lugar del origen.
La fiesta de los difuntos, conocida también como Todos Santos, es un acontecimiento que se celebra entre el 1 y 2 de noviembre. Esos días en las comunidades rurales, los pueblos y las ciudades andinas se convoca a los "ajayus" (espíritus) de los difuntos. Las comunidades aymaras, antes de la llegada de los españoles, acostumbraban sacar de sus bóvedas o pucullus a los muertos, les daban de comer, beber, les vestían con sus mejores ropas, cantaban y danzaban con ellos. Cronista del indio Waman Puma de Ayala, en su libro "Crónica y Buen Gobierno".
La fiesta de los difuntos ha sufrido transformaciones, producto del choque cultural, catequización religiosa, sanción y dominio colonial. Hoy la celebración de los muertos ya no es lo que fue hace quinientos catorce años atrás, pero la escencia y el espíritu de esta practica cultural se mantiene viva.
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