Para entender la fe, debemos entender que la fe y la
esperanza son cosas diferentes, pero que trabajan juntas para que podamos
recibir de Dios.
La fe se encuentra en el tiempo presente mientras que la
esperanza en el futuro.
Un joven fue un día a un negocio y le pidió al dueño que le
fíe una gaseosa, el dueño le mostró un cartel que decía: “Hoy no fío, mañana
si.” Al día siguiente fue de nuevo a la tienda y encontró el mismo cartel:
siguió haciendo lo mismo durante varios días y siempre veía el mismo cartel,
hasta que un día se dio cuenta que podía seguir yendo una y otra vez pero nunca
le iban a fiar.
La esperanza está siempre en el futuro, nunca nos ofrece la
seguridad que tendremos las cosas que queremos recibir. Lo que nos da la
seguridad es la fe.
Lo que hace la esperanza es trazarnos la meta, mientras que
la fe la realiza.
Mi abuelo era ingeniero y mi papá es arquitecto. Cuando
trabajaban juntos mi papá realizaba los planos de la casa y luego la construía
mi abuelo.
Eso es lo que hace la esperanza dibuja el planos de lo que
queremos recibir de Dios, y la fe lo trae a nuestras vidas.
Una hermana enferma de cáncer decía: “Yo sé que Dios me
sanará algún día.” Y se murió.
Algunos hermanos se preguntaban porque esas
palabras llenas de fe no funcionaron. La respuesta es sencilla no eran palabras
llenas de fe sino llenas de esperanza.
(Gracias Hermano por el aporte a Caballo de Troya)
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